viernes, 22 de abril de 2011

El gran proveedor

  Dios probó la fe de Abraham al pedirle que sacrificara a su único hijo, Isaac, como una ofrenda quemada. Asombrosamente Abraham se dispuso a hacerlo. Llevó a Isaac con él al monte Moriah, y le dijo a sus siervos: “Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros” (Génesis 22:5).
     Tenga en cuenta que dijo “volveremos”. Tenía fe para creer que si mataba a su hijo, Dios lo levantaría de los muertos. Después de todo, Dios le había dicho que Isaac era una parte muy importante en su plan de redención para el mundo entero.
     Al levantar Abraham el cuchillo para matar a Isaac, el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo y lo detuvo: (Génesis 22:12). Abraham vio un carnero trabado en un zarzal y sacrificó al animal en lugar de Isaac.
   Debido a que Dios mismo se había provisto de un sacrificio, figurando el Calvario, Abraham llamó ese lugar Jehová Jireh, que significa “El Señor proveerá”. En ese momento Abraham entendió un poquito más acerca del carácter de Dios.
     Cuando Moisés habló con Dios y le preguntó su nombre, Dios declaró: “YO SOY”. Jehová le dijo a Moisés que había escuchado el clamor del pueblo de Israel debido a sus esclavizantes egipcios, y que había escogido redimirlos. “Yo soy todo lo que tú necesitas conforme a la circunstancia”, le prometió a Moisés. ¡También Él es todo lo que necesitamos conforme a las circunstancia que se nos presentan!
     Se interesa cuando estamos encadenados por alguna esclavitud humana. Quizás la comida o algún otro apetito nos ha azotado, y añoramos ser libres. Dios se ha revelado a sí mismo como nuestro Redentor de toda atadura.
     Es justamente en esta cuestión que algunos rechazan la cristiandad. La idea de Dios relacionándose con ellos de una manera personal, es demasiado para ellos. De alguna manera, el concepto empequeñece a Dios en su percepción. Las personas creen que si Dios puede ser conocido, eso lo baja a Dios a su altura; y si él es de su medida, ¿por qué lo necesitarían?
     Pero el conocer a alguien no significa necesariamente que sepamos todo acerca de él. La vasija conoce la sensación en manos del alfarero, pero por no ser el alfarero, no es posible que pueda comprender totalmente la mente del creador. Dios quiere que le conozcamos. Su nombre nos asegura que nos capacita para que lo conozcamos lo suficiente para que experimentemos su salvación.
 
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible;
mas para Dios todo es posible.
Mateo 19.26
 
 

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