A medida que va pasando el tiempo, reconozco aún más la soberanía de Dios. No existe tal cosa como la suerte o la casualidad: es Dios quien tiene el control y dominio pleno de todas las cosas que son importantes para nosotros, como la vida o la muerte, y el futuro de las personas que amamos. Recuerdo que cuando a un niño le preguntaron qué había aprendido en la escuela dominical, él contestó diciendo: “Aprendí que Dios nunca dice ‘Upssss’”.
Los escépticos no creen que Dios conoce todo de nosotros y nos guarda. Por eso ceden ante la ira, y abandonan el esfuerzo rindiéndose ante la desesperación. Pero como nosotros creemos en un Dios fiel, no abandonamos nuestras fuerzas: sin importar cuán grande sea la dificultad o el dolor, ¡siempre damos gracias a Dios!
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá.
Juan 11:25
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